La confesión tiene un solo gran valor. El poner en palabras tu interior. En que esas palabras que dice tu interior, las escuches vos mismo.
Confesate con tu mejor confesor: vos mismo. Sé tu interlocutor. Cuando vos te podés escuchar expresando tu sentir íntimo, estás escuchando con oídos ajenos. Te oís a vos mismo como si estuvieras oyendo a otro. Podés salir del diálogo interno sin palabras donde el inconsciente señorea aniquilando toda iniciativa.
Ben
Confesión anónima